jueves, 5 de abril de 2012

Historia de la Odontología -



LA AMÉRICA PRECOLOMBINA - Los Incas


Desde Asia, hace 15 000 años y a través del estrecho


de Bering, llegaron hombres y mujeres que

se asentaron en Centroamérica y Sudamérica,

dando lugar a una multitud de pueblos que compartían

ciertas similitudes culturales. Los más importantes fueron

los aztecas, gente guerrera que residía en la zona que

ahora es el centro de México; los mayas, más pacíficos,

con una cultura muy desarrollada que habitó la península

 de Yucatán y lo que es hoy Guatemala y Honduras;

 y los incas, pueblo de una cultura muy avanzada que

vivió en la cordillera andina del Perú actual.


Los incas fueron un pueblo altamente desarrollado,


que dominó las tierras altas del Perú y se extendió a lo

largo de la costa, al principio del siglo XV; conquistaron

a otras tribus y como los aztecas, absorbieron su

saber y adoptaron sus costumbres. Fueron brutalmente

conquistados por Francisco Pizarro en 1533 y gran

parte de su cultura fue destruida. Su tratamiento de

las enfermedades estaba íntimamente vinculado a sus

creencias religiosas y la magia era inseparable de sus intentos

por conseguir una terapéutica racional. De esta

manera, aunque la enfermedad era vista como un pecado,

redimible por confesión ante determinados brujos,

empleaban también numerosos remedios de hierbas.

La civilización inca se ha dado a conocer gracias a un

cronista llamado Sebastián Garcilaso de la Vega, que era

descendiente de incas; recogió el tratamiento de los problemas

dentales y bucales, describiendo la eliminación

de material cariado de un diente con un palillo encendido.

La resina del árbol Myroxylon pereirae o  bálsamo del


Perú, se usaba para curar enfermedades gingivales y en

casos graves, se empleaba la cauterización. Dejó escrito

que la raíz de una planta se calentaba hasta reblandecerla

y entonces se partía parcialmente en su centro. A

continuación, estando caliente, la apretaban contra los

dientes, aplicando una parte en cada lado de la encía,

dejándola así hasta que se enfriaba. El tejido gingival inflamado

e hiperplásico quedaba quemado para permitir

el desarrollo de un nuevo y sano tejido de granulación.

Al parecer masticaban hojas de coca durante la operación

para aliviar el dolor. Los dientes que necesitaban

extracción eran aflojados primero, aplicando una resina

cáustica alrededor y debajo de la encía desprendida.

A continuación, era presumiblemente arrancado de un

golpe seco de estaca.

Los incas no adornaban sus dientes, pero en Ecuador,

la parte más septentrional que penetraron, se han

encontrado cráneos que muestran mutilaciones a base

del limado de dientes, incrustaciones de oro y lo que

parece ser la inserción de orificaciones en cavidades previamente

preparadas en las superficies gingivolabiales de

los dientes incisivos.


















































































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