domingo, 22 de abril de 2012

ENFERMEDADES BUCALES EN LA ADOLESCENCIA


ENFERMEDADES BUCALES EN LA ADOLESCENCIA



Las enfermedades bucales prevalentes (caries y enfermedad periodontal) son de etiologia infecciosa y afectan al 95% de la población.
 


1.    LA CARIES DENTAL: es una enfermedad que destruye los tejidos duros del diente, de etiología multifactorial en el que intervienen: la placa bacteriana cariogénica, cantidad y calidad de saliva, dieta, factores biológicos inherentes al huésped, y otros dependientes de la edad, conducta, disponibilidad de cuidados de salud.

La interacción entre estos factores determinará la presencia o no de enfermedad y su severidad.

Intervienen en su desarrollo las bacterias adheridas a la superficie dentaria que transforman en ácidos los hidratos de carbono de la dieta, la capacidad buffer de la saliva, la cantidad de azúcares que se ingieren diariamente, los hábitos de higiene bucal, las propiedades físico químicas del esmalte dentario, los factores inmunitarios y las medidas preventivas adoptadas. Todos estos factores intervienen en los procesos de desmineralización y remineralización constante a los que están sometidos los tejidos dentarios en la cavidad bucal.





2.    LA ENFERMEDAD PERIODONTAL: afecta los tejidos de soporte dentario, la placa bacteriana periodontopática adherida a la superficie dentaria genera toxinas que producen inflamación de los tejidos blandos (encía o gíngiva) que rodean al diente. De no mediar acciones terapeuticas adecuadas la enfermedad puede avanzar, en casos de un huésped susceptible, hasta la pérdida de las fibras de unión alvéolo dentarias y del hueso alveolar con la consecuente pérdida del diente que ha quedado sin soporte óseo.




 Ambas enfermedades aumentan en la adolescencia, los cambios hormonales, la dieta y hábitos de higiene inadecuados y otros factores que modifican el ambiente interno y externo del individuo convierte a los adolescentes en un grupo de riesgo para la salud bucal.

En la adolescencia temprana, 10 a 14 años, 12 dientes primarios se exfolian y otros tantos permanentes erupcionan. Con la aparición del 2do. molar permanente a los 12 años queda completada la dentición permanente, variaciones en un año pueden no tener significación clínica; los 3ros. molares o “molares de juicio” erupcionan en la adolescencia tardía, 18 a 20 años.

Por tratarse de un grupo comprendido entre los 10 y 20 años la atención de salud del adolescente incluye todo el amplio espectro de la odontología.

El control periódico, y los programas preventivos son de importancia crítica en este período por la presencia en la cavidad bucal de piezas dentarias recién erupcionadas vulnerables.

Existen prácticas específicas de aplicación profesional como los selladores de puntos y fisuras que modifican la morfología dentaria de las superficies masticatorias cuando presentan riesgo para el atrape de placa y las topicaciones con fluoruros cuya frecuencia depende del riesgo cariogénico del paciente.



Medidas preventivas de autocuidado pueden ser realizadas cotidianamente y deben ser promovidas de manera sistemática.



-       La higiene bucal para la remoción de placa bacteriana origina respuestas variables, si bien los adolescentes manifiestan que es la medida más fácil de poner en práctica no se comprometen tan fácilmente a su ejecución diaria.

-       El uso de hilo dental también debe ser parte de la rutina diaria de higiene para la remoción de placa de los nichos ecológicos que ofrecen los espacios interdentarios.



-       El cepillado después de cada comida es el objetivo ideal pero no se ajusta a la realidad y una recomendación apropiada es hacerlo por lo menos una vez al día a la hora de acostarse.



-       La utilización de fluoruros en todas sus formas de administración local: pastas dentales y buches es de importancia probada en la prevención de caries dental.



Las medidas citadas con frecuencia entran en conflicto con el estilo de vida y las características propias del adolescente. Ellos valoran el espacio de información cuando se les brinda y los talleres de educación para la salud realizados en forma multidisciplinaria deberían ser una práctica habitual en la programación escolar.

Los tejidos de soporte dentario deben ser cuidadosamente evaluados, la prevalencia de gingivitis alcanza su pico máximo en este grupo etario y en un pequeño porcentaje pueden presentar ya enfermedad con pérdida de inserción conjuntiva y hueso alveolar.

Mientras una encía normal presenta color rosa pálido, es firme y bien adherida al diente y hueso, las manifestaciones clínicas de gingivitis son: enrojecimiento por hiperemia, edema del margen gingival y hemorragia al sondaje o espontánea. “Toda encía que sangra espontáneamente o ante algún estímulo (cepillado, sondaje, etc.) presenta gingivitis y debe ser tratada”.

La exacerbación de la inflamación gingival por fluctuaciones hormonales es un fenómeno reconocido en la adolescencia, estos cambios y los procesos bacterianos locales se combinan para provocar “gingivitis marginal crónica” con las características anteriormente descriptas.


La terapia de rutina en estos casos consiste en la eliminación de cálculos por el odontólogo, control mecánico de la placa bacteriana con técnicas de higiene adecuadas y uso de hilo dental.

Si los hábitos de higiene se pierden rápidamente, durante largos períodos, pueden alternarse etapas de reacciones subclínicas y episodios de gingivitis clínica.

Un factor agravante de los problemas gingivales son los aparatos ortodónticos porque facilitan la retención de restos alimentarios y placa bacteriana; la vigilancia y la correcta higiene son imprescindibles para impedir patología gingival en estos casos.

La tendencia a la no progresión de lesiones en niños y adolescentes sanos es tan marcada que una enfermedad periodontal generalizada con pérdida de hueso de inserción hace indispensable estudiar la salud general.



3.    LA PERIODONTITIS JUVENIL: es una enfermedad que se presenta en dos formas básicas localizada o generalizada. Se caracteriza por la destrucción del tejido conectivo de inserción y el hueso alveolar pudiendo progresar hasta la movilidad dentaria y la pérdida de los dientes afectados. La base genética de esta enfermedad ha sido comunicada por numerosos investigadores, cuando se diagnóstica en un adolescente es importante realizar estudios minuciosos de los demás familiares. Investigaciones recientes sugieren que un punto en común entre los miembros de una familia es una alteración en la función de los neutrófilos. El cuadro microbiológico muestra una alta concentración de Actinobacillus actinomycetemcomitans (AA). La terapéutica comprende tetraciclinas (1g. diario) durante dos a cuatro semanas antes del tratamiento mecánico.



4.    GINGIVITIS ULCERONECROTIZANTE AGUDA (GUNA): Infección aguda, atribuída a una resistencia menor del huésped por stress. Se reconoce en su etiología una simbiosis de espiroquetas y bacilos fusiformes.

Las manifestaciones clínicas son ulceraciones en las papilas interdentarias que aparecen recubiertas por pseudomembranas blancogrisáceas.

Un síntoma típico es el gran dolor y la halitosis (mal aliento), en uede producir fiebre e infarto ganglionar. El tratamiento en la primera consulta requiere limpieza de la zona con agua oxigenada al 3% y la indicación al paciente de enjuagatorios con agua oxigenada al 3% y agua tibia en partes iguales cada 2 o 3 hs. Si existe compromiso, sistémico se indicarán antibióticos. Cuando el cuadro agudo remite se realiza la terapia básica (raspaje y curetaje) y se instruye al paciente en un programa de higiene bucal adecuada. La acumulación de placa bacteriana puede condicionar una recidiva del proceso.



Patologías independientes de procesos bacterianos como maloclusiones, disfunciones de la articulación temporomandibular y fracturas dentarias por injurias traumáticas se presentan con frecuencia en este grupo etario.



1.    LAS MALOCLUSIONES: pueden tener orígen en problemas esqueletales o dentarios y en ocasiones relacionarse con hábitos que producen modificaciones de las estructuras óseas y de los tejidos blandos peribucales tales como la succión de dedo pulgar mantenida durante un largo período de la niñez y la respiración bucal no evaluada convenientemente.



Las tensiones de la adolescencia motivan numerosas reacciones fisiológicas algunas de las cuales pueden ser la disfunción masticatoria (bruxismo) y los movimientos parafuncionales. La disfunción de la ATM puede tambien estar relacionada con traumatismos o problemas del disco articular.



Los signos funcionales pueden ser chasquido, desviación en la apertura o limitación de la apertura. El dolor relacionado con estos signos no es usual en la adolescencia y cuando existe es motivo de consulta.



2.    Las fracturas dentarias por traumatismos de la cavidad bucal son frecuentes, el tipo y extensión de la injuria es diverso y la emergencia constituye generalmente para el paciente y su grupo familiar una situación de angustia y ansiedad diferente al de otras situaciones traumáticas. Quien actúe frente a la emergencia deberá tener capacidad de contención, seguridad y consistencia en las decisiones y ser claro ante la imposibilidad de resolver el caso y deba hacer la derivación correspondiente. La causa más frecuente en adolescentes son las peleas callejeras, deportes y juegos violentos o accidentes.



En principio es importante tener en cuenta que el traumatismo dentario siempre constituye una urgencia. La fractura de la corona dentaria se presenta como secuela por trauma en los dientes permanentes en un 60 a 70% de los casos. Cuando el fragmento roto se encuentra debe ser guardado en un frasco con agua o leche para evitar la deshidratación y el odontólogo evaluará la conveniencia o no de utilizarlo en la reconstrucción.

El desplazamiento total del diente (avulsión) es de pronóstico incierto, en algunos casos se restablece la inserción normal, otros se anquilosan (fusión al hueso) y algunos fracasan. En casos de avulsión el diente debe recolocarse en el alvéolo lo antes posible sin manipular la raíz, en los primeros 30 minutos este procedimiento tiene buen porcentaje de éxito, después de los 90 minutos el éxito es posible solo en el 7% de los casos. Las personas que estén cerca del accidentado o el mismo adolescente si está en condiciones de hacerlo deberán lavar el diente con abundante solución salina y colocarlo en el alvéolo; si no se atreven a tal procedimiento el diente se coloca en un recipiente con saliva o leche, o transportado en el fondo de surco inferior (entre el labio y la mucosa alveolar) de la boca del paciente, si no hay peligro de que sea tragado. La consulta con el odontólogo debe ser inmediata.